La falta de refuerzos y la "paciencia" de De Felippe
En la ida de los cuartos de final, la Lepra pudo empatar sobre la hora gracias a una muestra de actitud. Esta tarde, los hinchas rojinegros no tuvimos la suerte de ver esa personalidad que hace falta para revertir este tipo de situaciones.
Un equipo parco que no se muestra ni ofensivo ni defensivo. En ataque no hay profundidad; en defensa, cualquier situación puede convertirse en riesgosa de un segundo a otro.
El mediocampo no pudo dar pases claros en 90 minutos. El capitán del equipo, Hernán Bernardello, es el encargado de ponerle un toque de garra y sacrificio al equipo, pero tiende a excederse en sus funciones y termina desorganizándose, creando faltas innecesarias o entrando en el juego que le conviene al rival, motivo por el cual hoy se fue expulsado luego de recibir dos amarillas en pocos minutos. Rodolfo Rotondi mostró en pocos minutos una gran cantidad de errores inocentes que dejan a las claras que aún no tiene nivel suficiente para jugar en Primera, aunque, sería errado caerle a él.
El jóven Cabrera no pudo hacer nada frente a los centrales rivales, experimentados y grandotes, y Fértoli y Amoroso intentaron muchas veces pero no pudieron desestabilizar a los defensores rivales ya que, por lo general, debieron arreglárselas solos y no les llegó una clara pelota al espacio que sea conveniente para jugadores de sus características.
Se siente la falta de Leal y Torres. Newell's no puede depender de un solo delantero o de una promesa (que seguramente no se encuentre jugando en el conjunto leproso en los próximos años). Se siente la falta de refuerzos a la que De Felippe hace referencia constantemente. Hasta ahora, Newell's consiguió reemplazos; no refuerzos.
Los pibes del plantel (salvo Fértoli -si es que todavía se lo puede considerar un pibe- y Torres) carecen de picardía, y los experimentados de ideas a la hora de poner el pecho a una situación de partido compleja. Todo al revés.
Newell's, un club que históricamente colocó juveniles en Primera debido a que estaban capacitados para hacerlo, hoy lo hace porque no queda otra. Y ese no es el camino. Un juvenil debe jugar cuando esté preparado; si no lo está, es muy difícil que lo que suceda después sea positivo.
Habla muy bien de De Felippe si decide seguir al mando de un equipo (y una institución) al que le cuesta levantar cabeza.
DEJÁ TU COMENTARIO