El sentido de pertenencia, eso que nos hace diferentes

La vuelta del Gato Formica no es casualidad. Es una forma de ser, de sentir la vida, que los leprosos nos distingamos de los demás.

Ese sentimiento lo despertó el Loco Bielsa con su “Newell’s carajo” en cancha de Ferro. Los grandes y los chicos se identificaron tanto con esa imagen que sigue dando la vuelta al mundo, que asumieron el compromiso de imitarla sea cual sea la manera.

Porque Lucas Bernardi pudo tener errores pero iluminó el camino por esta causa. Porque Pomelo Mateo regresó y demostró que todavía tenía vigencia cuando muchos pensaban lo contrario. Se bancó las malas, que fueron muchas, tuvo su recompensa con el campeonato en 2013 y se retiró por la puerta grande como ídolo.

Y fue Maxi Rodríguez el que tomó la posta en un momento crítico, cuando el barco se hundía. Con nivel y contrato europeo y de Selección, retornó entre emoción y lágrimas al club que lo vio nacer y nos bendijo junto al inigualable Tata Martino, el mismo que les tiró los billetes verdes por la cabeza a los colombianos antes del Mundial 2014.

Ellos fueron abanderados, pero hallaron laderos: el Gringo Heinze marcó a fuego el final de su carrera profesional en la Lepra. Y qué decir de Nacho Scocco, ídolo indiscutido y contemporáneo que se estampó dos estrellas en el lomo inflando redes en cuanto arco le pusieran enfrente.

Los que vienen de afuera se enamoran de estos colores. Los que nacen adentro están unidos por un lazo inquebrantable. Esto hoy no es moneda corriente. No están lejos los que se prueban el disfraz de ídolo pero pelean por la dolarización de sus contratos.

Newell’s no compite con el mejor postor en cada mercado cuando son los hijos de la casa los que están en disputa. Newell’s siempre será el mejor postor.

No hay dinero que compre ni juez que inhabilite el sentido de pertenencia que generan estos colores.